Editorial

La Pancarta tiene como objeto difundir y generar cierto feedback entre quienes tengan intereses por el arte, el cine, la cultura y principalmente la comunicación. La política internacional nunca deja de ser un dialogo obligado entre amigos y conocidos, así que frente a los turbulentos cambios que esta presentando el escenario latinoamericano no dejan de ser bienvenidas todas las perspectivas que contribuyan a dar cuenta de las distintas problemáticas y sus formas de abordaje. Este espacio, humildemente, prestará especial atención a un aspecto en particular: La Sociedad de la Información (SI) -en tanto nueva fase de la historia- donde se ponen en juego y reconfiguran los planos de lo global, lo regional y lo local. Las desigualdades presentes respecto a las brechas digitales no son, por cierto, las más urgentes, en un contexto de hambre y exclusión. Sin embargo, prestar atención a dichos aspectos -y su especial reflexión acerca de las influencias de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs)-, permitirá plantear un debate acerca de lo queremos para nuestras sociedades latinoamericanas.En tal sentido algunos links de La Pancarta proponen continuar dichas reflexiones.Por ultimo, hay elementos personales y de gusto propio que se encuentran dispersos en este espacio, fruto del capricho de quién le escribe. Sepan compartirlo y por ende, disculparme.



Edgardo Portale
Marzo del 2008

lunes, 29 de marzo de 2010

Post escriptum

Desde la ultima vez que se publico una entrada hasta la fecha han pasado 16 meses, o sea, mucho tiempo para la periodicidad habitual de un blog. De todos modos no se ha perdido el contacto con temas de actualidad y muchos de ustedes nos han sorprendido con sus visitas y sus muestras de aliento. Hemos despertado de un largo sueño que abarco todo el 2009, pero volvimos (ya era tiempo), renovados, caprichosos y por que no decirlo, más viejos. Y cuanta agua ha pasado que en este tiempo hubo terremotos y catástrofes, de las naturales y de las otras.

El 2010 representa mucho. La Pancarta ha esbozado diferentes "programas" para abordar este año. La cuestión del Bicentenario será un eje central de este espacio, desde el aspecto de la producción cultural y artística. En ese sentido, La Pancarta prestará especial atención al cine nacional, abarcando también la producción de géneros relegados como el terror y la ciencia ficción. La Pancarta no pretende hacer ningún tipo de "amiguismo" con ciertos sectores ni enfrentarse con otros "aliados de turno", pero no podemos tolerar el ninguneo y pisoteo que ciertos actores sociales hacen del Bicentenario, confundiendo conceptos básicos como Estado y Gobierno. En esta crítica caben todos: gobierno y oposición, unos por mucho y otros por poco.

Abrimos el 2010 con una mención a la muestra de Grete Stern en el Malba, de quién ya teníamos alguna publicación y a la cual admiramos profundamente. Por otro lado la mención al film "La mosca en la ceniza" y una aclaración: esta brillante producción de Gabriela David (de quien ya la teníamos en Taxi, un encuentro) y Quique Angeleri (conocido por alguno de nosotros, como titular de Taller de Expresión II Audiovisual, UBA) cuenta con todo el apoyo de la Carrera de Ciencias de la Comunicación y como tal, adherimos desde nuestro espacio.

Estamos, nos fuimos, volvimos, vamos haciendo el camino, de a poco y como podemos. No nos extrañen y espero disfruten de vuestra compañía.

Edgardo Portale

domingo, 28 de marzo de 2010

La mosca en la ceniza



"La Mosca en la Ceniza", es un largo de ficción escrito, producido y dirigido por Gabriela David y editado y producido por Quique Angeleri. El estreno comercial es el próximo 25 de marzo. La película ha obtenido premios internacionales y muy buenas críticas, no obstante para la primer semana fue programada una salida limitada. Las salas en las que puede verse esta semana son:


Cinemark

Puerto Madero

Monumental Lavalle

Showcase Norte

Showcase Haedo.


Para darle la oportunidad a la película de ser conocida, para que el "boca a boca" funcione y tener la opción de una segunda semana y con más salas, es necesario que la película sea vista esta semana por la mayor cantidad de gente posible. Se adjunta la gacetilla con más información.Se agradece la difusión que puedan darle.Gabriela David - Quique Angeleri

http://lamoscaenlaceniza.blogspot.com
facebook: la Mosca en la Ceniza







MUESTRA DE GRETE STERN EN EL MALBA

La fotógrafa que retrato los sueños






Fracturas, Sueño Nº 36. En su trabajo abundan las mujeres lejos del estereotipo de la época, verdaderamente vanguardistas.



El trabajo de montaje de imágenes que la profesional alemana realizó juntamente con el sociólogo Gino Germani por encargo para la sección “El psicoanálisis te ayudará” de la revista femenina Idilio se puede ver en el Museo de Arte Latinoamericano.


Grete Stern (1904-1999) hacía fotomontajes, un tipo de arte con el que a lo largo de la historia se encargó de decir lo prohibido, representar la realidad con fantasía, con la ilusión de poder transformarla, y que rara vez se encuentra en los museos o en los circuitos culturales. Stern era una fotógrafa que, a través de sus imágenes, cuestionaba el rol de la mujer en la sociedad. Alemana, diseñadora y alumna de la Escuela de la Bauhaus, llegó a la Argentina en 1935 después de huir de la Alemania nazi y se destacó realizando retratos de importantes personalidades de la cultura para la editorial Sur de Victoria Ocampo. Eso había sido hasta 1948, antes de transformarse en una revolucionaria y de convertirse en una de las primeras mujeres en realizar arte feminista en la Argentina; antes, incluso, de recibir el pedido de Gino Germani, el conocido sociólogo antiperonista que sufrió inconvenientes y trabas para ejercer su actividad académica. Germani le propuso a la artista realizar una ilustración con fotomontajes de su sección en la revista Idilio “El psicoanálisis te ayudará”, donde el sociólogo, junto a Enrique Butelman y bajo el seudónimo de Richard Rest, interpretaba los sueños que las lectoras le enviaban por carta. Y Grete Stern cumplió: armó unos fotomontajes que, respetando la historia de ese tipo de arte, decían lo prohibido y cuestionaban a la sociedad. Ahora esos fotomontajes se exponen en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA). “Para el museo la posibilidad de mostrar los sueños es excepcional. Estamos mostrando la serie completa; las 46 copias originales que quedan de las 150 que hizo Stern. El MALBA las compró y tenemos la idea de mostrarlas una vez al año”, explica el curador Marcelo Pacheco. En los fotomontajes, que aparecían en una revista que publicitaba productos femeninos y daba consejos sobre tareas hogareñas, hay siempre mujeres escapando, queriendo ingresar a un lugar al que no tienen acceso, encerradas, cargando una piedra, asustadas ante un monstruo o un tren. “La serie habla de la explotación de la mujer: la mujer en la sociedad, la mujer abusada, la mujer sujeta a modelos publicitarios y a una sociedad básicamente machista. Los fotomontajes comentan el puesto marginal y la explotación de la época en que se coloca a la mujer. Son un documento político de época. El resultado de una tarea entre un sociólogo y una artista trabajando en una revista para la mujer que responde a los arquetipos machistas”, resume Pacheco. Efectivamente, era el resultado de un trabajo en conjunto. “Germani me entregaba el texto del sueño, copia fiel, en la mayoría de los casos, de una de las tantas cartas que se habían dirigido a la editorial Abril con pedido de interpretación. Y antes de comenzar mi labor, conversábamos acerca de su interpretación”, explicó la misma fotógrafa muchos años después cuando su trabajo, luego de una exitosa exposición en Houston, ya se había convertido en un mito.En la reunión, Grete proponía una imagen y luego, en sólo una semana, con los elementos que tenía a mano, aprovechando fotos anteriores y utilizando como figuras a amigos y familiares, entregaba el fotomontaje. La muestra permanecerá abierta hasta el 12 de abril. Si bien la artista dedicaba sus obras a las mujeres, tenía una percepción particular que se alejaba del estereotipo feminista de la época. Según Pacheco, “Grete tiene una visión cruel de la mujer. Muestra situaciones frente a las que las mujeres no se preocupan por sobreponerse. No se queda en la denuncia de mujer como objeto y la pone como parte responsable de su situación. Realiza un análisis del poder y de su funcionamiento. Cree que hay un dominante y un dominado y que ambas partes, aunque en distinta medida, tienen responsabilidad”.



Pablo Bruetman

Fuente: Diario Crítica de la Argentina, Jueves 25 de marzo de 2010



lunes, 24 de noviembre de 2008

Sharasojyu


Shara

Como en la reciente El secreto del bosque, la japonesa Naomi Kawase cuenta otra historia de duelo en la que alcanza en cenit
cinematográfico.




Cuando hace unos años se proyectó Shara en el Bafici, muchos salieron de la sala proclamándola como una de las mejores películas que habían visto en su vida. ¿Cómo explicar tal recepción? Bien, Shara es cine en estado puro. Desde la escena de apertura, parece llevarnos a través de los ojos de un ángel o alguna otra entidad celestial que bajó a la tierra para inmiscuirse entre los mortales por un ratito. Porque la película no solo se ve, sino que también se vive tal como si nos enfrentáramos al mundo por primera vez. Hasta le parece a uno andar en bicicleta cuando sus personajes lo hacen, o sentir el viento en la cara cuando los árboles se mueven en la pantalla. Para lograrlo, Kawase le escapa a la narración convencional, llevándonos por Nara -su pueblo natal- con un registro muy sensorial y dejando que el relato simplemente fluya. Entre planos secuencias, fuera de campo y escenas tan contemplativas, se hace difícil pensar que entre los personajes que vemos y nosotros hay una cámara. De paso, Kawase regala una de las secuencias musicales más bellas de la historia del cine.


Ficha técnica:

Título original: Sharasojyu
Dirección: Naomi Kawase
Elenco: Kohei Fukungaga, Yuka Hyyoudo, Naomi Kawase, Katsuhisa Namase, Kanoko Higuchi.
Origen: Japón
Duración: 100´

Fuente: Cinemanía

viernes, 3 de octubre de 2008

Se, Jie

Crimen y lujuria

El director de Secreto en la montaña, tras ganar el Oscar, se fue por Shangai a rodar una erótica cinta de espionaje.

La transición de Secreto en la montaña a Crimen y lujuria implicó mucho más para Ang Lee que un mero cambio en el país de rodaje. Significó adecuarse a otro modo de aproximación a un relato. En la adaptación del cuento Annie Proulx, Lee trabajaba con los espacios de manera macroscópica, con esos planos generales de infinidad de ovejas conducidas por Brokeback y con la naturaleza como símbolo de la relación entre Jack y Ennis. En cambio, en esta traspolación de la novela de Eileen Chang a la pantalla grande, el director revierte el proceso y se dedica a lo microscópico, a la intimidad, a los ambientes claustrofóbicos. El objetivo final, sin embargo, es el mismo: aludir desde la puesta en escena de las características de un vinculo. En este caso, los protagonistas -una integrante de la resistencia y un líder del partido japonés- son atraídos por un magnetismo sexual donde prima la sumisión de ella y el ejercicio de poder de él. Sensual y al mismo tiempo explícita, sutil y cruda. Crimen y lujuria es una película atrapante y bella, con una extraordinaria de Rodrigo Pietro.


Ficha Técnica:
Título original: Se, Jie
Director: Ang Lee
Elenco: Tony Leung, Tang Wei, Joan Chen, Wang Lee-Hom
Origen: Estados Unidos, China, Taiwán.
Duración: 158´

Fuente: Cinemanía

viernes, 18 de julio de 2008

Cuentos seleccionados: Macario, de Juan Rulfo




Macario

Estoy sentado junto a la alcantarilla aguardando a que salgan las ranas. Anoche, mientras estábamos cenando, comenzaron a armar el gran alboroto y no pararon de cantar hasta que amaneció. Mi madrina también dice eso: que la gritería de las ranas le espantó el sueño. Y ahora ella bien quisiera dormir. Por eso me mandó a que me sentara
aquí, junto a la alcantarilla, y me pusiera con una tabla en la mano para que cuanta rana saliera a pegar de brincos afuera, la apalcuachara a tablazos... Las ranas son verdes de todo a todo, menos en la panza. Los sapos son negros. También los ojos de mi madrina son negros. Las ranas son buenas para hacer de comer con ellas. Los sapos no se comen; pero yo me los he comido también, aunque no se coman, y saben igual que las ranas. Felipa es la que dice que es malo comer sapos.


Felipa tiene los ojos verdes como los ojos de los gatos. Ella es la que me da de comer en la cocina cada vez que me toca comer. Ella no quiere que yo perjudique a las ranas. Pero, a todo esto, es mi madrina la que me manda a hacer las cosas... Yo quiero más a Felipa que a mi madrina. Pero es mi madrina la que saca el dinero de su bolsa para que Felipa compre todo lo de la comedera. Felipa sólo se está en la cocina arreglando la comida de los tres. No hace otra cosa desde que yo la conozco. Lo de lavar los trastes a mí me toca. Lo de acarrear leña para prender el fogón también a mí me toca. Luego es mi madrina la que nos reparte la comida. Después de comer ella, hace con sus manos dos montoncitos, uno para Felipa y otro para mí. Pero a veces Felipa no tiene ganas de comer y entonces son para mí los dos montoncitos. Por eso quiero yo a Felipa, porque yo siempre tengo hambre y no me lleno nunca, ni aun comiéndome la comida de ella. Aunque digan que uno se llena comiendo, yo sé bien que no me lleno por más que coma todo lo que me den. Y Felipa también sabe eso... Dicen en la calle que yo estoy loco porque jamás se me acaba el hambre. Mi madrina ha oído que eso dicen. Yo no lo he oído. Mi madrina no me deja salir solo a la calle. Cuando me saca a dar la vuelta es para llevarme a la iglesia a oír misa. Allí me acomoda cerquita de ella y me amarra las manos con las barbas de su rebozo. Yo no sé por qué me amarra mis manos; pero dice que porque dizque luego hago locuras. Un día inventaron que yo andaba ahorcando a alguien; que le apreté el pescuezo a una señora nada más por nomás. Yo no me acuerdo. Pero, a todo esto, es mi madrina la que dice lo que yo hago y ella nunca anda con mentiras. Cuando me llama a comer, es para darme mi parte de comida, y no como otra gente que me invitaba a comer con ellos y luego que me les acercaba me apedreaban hasta hacerme correr sin comida ni nada. No, mi madrina me trata bien. Por eso estoy contento en su casa. Además, aquí vive Felipa. Felipa es muy buena conmigo. Por eso la quiero... La leche de Felipa es dulce como las flores del obelisco. Yo he bebido leche de chiva y también de puerca recién parida; pero no, no es igual de buena que la leche de Felipa... Ahora ya hace mucho tiempo que no me da a chupar de los bultos esos que ella tiene donde tenemos solamente las costillas, y de donde le sale, sabiendo sacarla, una leche mejor que la que nos da mi madrina en el almuerzo de los domingos... Felipa antes iba todas las noches al cuarto donde yo duermo, y se arrimaba conmigo, acostándose encima de mí o echándose a un ladito. Luego se las ajuareaba para que yo pudiera chupar de aquella leche dulce y caliente que se dejaba venir en chorros por la lengua... Muchas veces he comido flores de obelisco para entretener el hambre. Y la leche de Felipa era de ese sabor, sólo que a mí me gustaba más, porque, al mismo tiempo que me pasaba los tragos, Felipa me hacia cosquillas por todas partes. Luego sucedía que casi siempre se quedaba dormida junto a mí, hasta la madrugada. Y eso me servía de mucho; porque yo no me apuraba del frío ni de ningún miedo a condenarme en el infierno si me moría yo solo allí, en alguna noche... A veces no le tengo tanto miedo al infierno. Pero a veces sí. Luego me gusta darme mis buenos sustos con eso de que me voy a ir al infierno cualquier día de éstos, por tener la cabeza tan dura y por gustarme dar de cabezazos contra lo primero que encuentro. Pero viene Felipa y me espanta mis miedos. Me hace cosquillas con sus manos como ella sabe hacerlo y me ataja el miedo ese que tengo de morirme. Y por un ratito hasta se me olvida... Felipa dice, cuando tiene ganas de estar conmigo, que ella le cuenta al Señor todos mis pecados. Que irá al cielo muy pronto y platicará con Él pidiéndole que me perdone toda la mucha maldad que me llena el cuerpo de arriba abajo.

Ella le dirá que me perdone, para que yo no me preocupe más. Por eso se confiesa todos los días. No porque ella sea mala, sino porque yo estoy repleto por dentro de demonios, y tiene que sacarme esos chamucos del cuerpo confesándose por mí. Todos los días. Todas las tardes de todos los días. Por toda la vida ella me hará ese favor. Eso dice Felipa. Por eso yo la quiero tanto... Sin embargo, lo de tener la cabeza así de dura es la gran cosa. Uno da de topes contra los pilares del corredor horas enteras y la cabeza no se hace nada, aguanta sin quebrarse. Y uno da de topes contra el suelo; primero despacito, después más recio y aquello suena como un tambor. Igual que el tambor que anda con la chirimía, cuando viene la chirimía a la función del Señor. Y entonces uno está en la iglesia, amarrado a la madrina, oyendo afuera el tum tum del tambor... Y mi madrina dice que si en mi cuarto hay chinches y cucarachas y alacranes es porque me voy a ir a arder en el infierno si sigo con mis mañas de pegarle al suelo con mi cabeza. Pero lo que yo quiero es oír el tambor. Eso es lo que ella debería saber. Oírlo, como cuando uno está en la iglesia, esperando salir pronto a la calle para ver cómo es que aquel tambor se oye de tan lejos, hasta lo hondo de la iglesia y por encima de las condenaciones del señor cura...: "El camino de las cosas buenas está lleno de luz. El camino de las cosas malas es oscuro." Eso dice el señor cura... Yo me levanto y salgo de mi cuarto cuando todavía está a oscuras. Barro la calle y me meto otra vez en mi cuarto antes que me agarre la luz del día. En la calle suceden cosas. Sobra quién lo descalabre a pedradas apenas lo ven a uno. Llueven piedras grandes y filosas por todas partes. Y luego hay que remendar la camisa y esperar muchos días a que se remienden las rajaduras de la cara o de las rodillas. Y aguantar otra vez que le amarren a uno las manos, porque si no ellas corren a arrancar la costra del remiendo y vuelve a salir el chorro de sangre. Ora que la sangre también tiene buen sabor aunque, eso sí, no se parece al sabor de la leche de Felipa... Yo por eso, para que no me apedreen, me vivo siempre metido en mi casa. En seguida que me dan de comer me encierro en mi cuarto y atranco bien la puerta para que no den conmigo los pecados mirando que aquello está a oscuras. Y ni siquiera prendo el ocote para ver por dónde se me andan subiendo las cucarachas. Ahora me estoy quietecito. Me acuesto sobre mis costales, y en cuanto siento alguna cucaracha caminar con sus patas rasposas por mi pescuezo le doy un manotazo y la aplasto. Pero no prendo el ocote. No vaya a suceder que me encuentren desprevenido los pecados por andar con el ocote prendido buscando todas las cucarachas que se meten por debajo de mi cobija... Las cucarachas truenan como saltapericos cuando uno las destripa. Los grillos no sé si truenen. A los grillos nunca los mato. Felipa dice que los grillos hacen ruido siempre, sin pararse ni a respirar, para que no se oigan los gritos de las animas que están penando en el purgatorio. El día en que se acaben los grillos, el mundo se llenará de los gritos de las ánimas santas y todos echaremos a correr espantados por el susto. Además, a mí me gusta mucho estarme con la oreja parada oyendo el ruido de los grillos. En mi cuarto hay muchos. Tal vez haya más grillos que cucarachas aquí entre las arrugas de los costales donde yo me acuesto. También hay alacranes. Cada rato se dejan caer del techo y uno tiene que esperar sin resollar a que ellos hagan su recorrido por encima de uno hasta llegar al suelo. Porque si algún brazo se mueve o empiezan a temblarle a uno los huesos, se siente en seguida el ardor del piquete. Eso duele. A Felipa le picó una vez uno en una nalga. Se puso a llorar y a gritarle con gritos queditos a la Virgen Santísima para que no se le echara a perder su nalga. Yo le unté saliva. Toda la noche me la pasé untándole saliva y rezando con ella, y hubo un rato, cuando vi que no se aliviaba con mi remedio, en que yo también le ayudé a llorar con mis ojos todo lo que pude... De cualquier modo, yo estoy más a gusto en mi cuarto que si anduviera en la calle, llamando la atención de los amantes de aporrear gente. Aquí nadie me hace nada. Mi madrina no me regaña porque me vea comiéndome las flores de su obelisco, o sus arrayanes, o sus granadas. Ella sabe lo entrado en ganas de comer que estoy siempre. Ella sabe que no se me acaba el hambre. Que no me ajusta ninguna comida para llenar mis tripas aunque ande a cada rato pellizcando aquí y allá cosas de comer. Ella sabe que me como el garbanzo remojado que le doy a los puercos gordos y el maíz seco que le doy a los puercos flacos. Así que ella ya sabe con cuánta hambre ando desde que me amanece hasta que me anochece. Y mientras encuentre de comer aquí en esta casa, aquí me estaré. Porque yo creo que el día en que deje de comer me voy a morir, y entonces me iré con toda seguridad derechito al infierno.
Y de allí ya no me sacará nadie, ni Felipa, aunque sea tan buena conmigo, ni el escapulario que me regaló mi madrina y que traigo enredado en el pescuezo... Ahora estoy junto a la alcantarilla esperando a que salgan las ranas. Y no ha salido ninguna en todo este rato que llevo platicando. Si tardan más en salir, puede suceder que me duerma, y luego ya no habrá modo de matarlas, y a mi madrina no le llegará por ningún lado el sueño si las oye cantar, y se llenará de coraje. Y entonces le pedirá, a alguno de toda la hilera de santos que tiene en su cuarto, que mande a los diablos por mí, para que me lleven a rastras a la condenación eterna, derechito, sin pasar ni siquiera por el purgatorio, y yo no podré ver entonces ni a mi papá ni a mi mamá que es allí donde están... Mejor seguiré platicando... De lo que más ganas tengo es de volver a probar algunos tragos de la leche de Felipa, aquella leche buena y dulce como la miel que le sale por debajo a las flores del obelisco...


Juan Rulfo
(México, 1918-1986)
Macario. Originalmente publicado en la revista América Nº 48, junio, 1946. (El llano en llamas, 1953)





Una sola novela, Pedro Páramo, y un libro de relatos, El llano en llamas, publicados ambos en la década de los cincuenta, bastaron para colocar a JUAN RULFO en la cima de la literatura en lengua castellana y convertirlo en uno de los principales impulsores del movimiento de renovación que tuvo lugar por entonces en la literatura hispanoamericana.

jueves, 17 de julio de 2008

Opinión


TREN BALA: UN PROYECTO IMPOPULAR Y POCO NACIONAL

El pasado 5 de junio Ricardo Jaime, secretario de Transporte de la Nación, en una reunión que mantuvo en la sede de la Secretaría de Transporte con el intendente de Mar del Plata, Gustavo Pulti, el intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, y el intendente de Córdoba, Daniel Giacomino, aseguró que “en 30 días se realizará la apertura del sobre Nº 2 de la licitación del Tren Rápido que unirá Capital Federal con Mar del Plata" (1). Dos proyectos que puede decirse que son uno solo: el tren rápido que unirá Mar del Plata con Buenos Aires y el tren bala con el recorrido Buenos Aires – Rosario – Córdoba.

El proyecto del tren bala y su apéndice, el tren rápido, son gastos innecesarios en un país que se sumerge en la pobreza. O incluso podría decirse insuficientes bajo el supuesto sistema económico keynesiano que se patrocinaría desde el Gobierno Nacional.

John Maynard Keynes, a través de su obra principal, “Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero”, explica y aboga por políticas económicas activas por parte del gobierno para estimular la demanda en tiempos de elevado desempleo, por ejemplo a través de gastos en obras públicas. Su teoría influyó en el New Deal aplicado por Franklin D. Roosevelt a partir de 1938, llamada pump priming, y aprobada por el presidente Herbert Hoover (2). Y, a través de la campaña presidencial, promovida como modelo económico por Néstor Kirchner y luego por su mujer, Cristina Fernández de Kirchner.

Sin embargo, una sola obra en la que se emitieron bonos de deuda por € 2.500 millones para financiar el tren bala, a través del Banco Natixis (3), no es para nada parecido al modelo exhibido por Keynes, que recomendaba “contratar un obrero para que cave un pozo y otro para que lo tape”. Por un lado, Diputados de la oposición se han quejado del estado lamentable del servicio ferroviario en el Conurbano, y reclamaron la re-estatización, contra lo que es el proyecto del tren bala (4). También se opusieron sindicalistas (5). Por el otro, en el caso de la oposición, cabe destacar lo dicho por una política sin cargos gubernamentales, Elisa Carrio: “Este proyecto es un escándalo y una humillación para el pueblo argentino que viaja como ganado. Este tren va a ser un símbolo de la corrupción del gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Kirchner” (6).

Para concluir, quisiera sellar en palabras que para nada concuerdan las políticas keynesianas de desarrollo económico, reducción del desempleo y aumento del ahorro de los ciudadanos con lo hecho únicamente con este tren bala. Caminaría este proyecto junto a otros por la misma vía, sería practicable, si además se mejoraran los servicios públicos en general aplicando mano de obra nacional por parte de los Tres Poderes que representan al Gobierno.


Juan Pablo Martínez
Escritor y periodista


(1) http://www.servicioslacapital.com.ar/historico/noticia.asp?id=200806055213
(2) htt
p://es.wikipedia.org/wiki/Keynes#Teor.C3.ADa_General_del_Empleo.2C_el_Inter.C3.A9s_y_el_Dinero (3) http://www.servicioslacapital.com.ar/historico/noticia.asp?id=200804042438
(4)
http://www.servicioslacapital.com.ar/historico/noticia.asp?id=200805055215
(5) h
ttp://www.servicioslacapital.com.ar/historico/noticia.asp?id=200805040636
(6) http://www.servicioslacapital.com.ar/historico/noticia.asp?id=200804300654